Las redes sociales y la pandemia impulsan la demanda de tratamientos odontológicos

El próximo 20 de abril termina la obligatoriedad de las mascarillas y las sonrisas de los españoles volverán a relucir tanto en interiores como en exteriores, salvo en algunas excepciones como centros sanitarios, residencias y transporte público. Sin embargo, tras más de dos años escondiendo nuestra boca tras una tela de protección quirúrgica, ¿estamos preparados para volver a enseñar nuestra sonrisa al mundo con total plenitud?

La preocupación por la imagen corporal es una cuestión cada vez más arraigada en la sociedad. Esta tendencia se ha visto agravada en los últimos años a causa de la pandemia y el auge de las redes sociales, un escenario donde las personas que encajan con los patrones de belleza triunfan por encima del resto. Esta situación se está traduciendo en el incremento de diagnósticos de dismorfismo corporal, un trastorno de obsesión por la apariencia cada día más presente entre adultos y adolescentes. En este contexto, los profesionales del sector odontológico reconocen haber experimentado un creciente interés de los pacientes por los tratamientos odontológicos puramente estéticos, trastorno profesionalmente conocido como dimorfismo dental.

Así pues, el sector de la odontología parece haber involucionado y cada día es más común que los pacientes recurran a un profesional para demandar tratamientos estéticos en lugar de soluciones funcionales o prescripciones relacionadas con cuestiones de salud. El doctor Itamar Friedländer, ortodoncista y fundador de clínica dental Friedländer, asegura que “cada año hay más personas que acuden al dentista en búsqueda de tratamientos estéticos y, tras más de dos años escondiendo nuestra sonrisa tras una mascarilla quirúrgica los complejos han aumentado”. Además, “es muy común que las personas cojan de referencia imágenes de redes sociales donde los resultados que esperan obtener son exagerados y no se corresponden con las posibilidades de sus rasgos morfológicos”.

En cuanto a los tratamientos, los blanqueamientos y las carillas se sitúan en el top de los servicios estéticos más solicitados en odontología. Itamar Friedländer afirma que “el blanqueamiento dental exagerado cada vez está más demandado y resulta imprescindible que los profesionales detecten cuando el paciente está pidiendo un tratamiento totalmente innecesario”. En la misma línea, añade que “la forma, el color y la anatomía de una dentadura deben ser naturales y solo debería recurrirse a la intervención para mejorar el funcionamiento de la boca, no para obtener un resultado más o menos instragrameable”. 

Respecto a las carillas, Itamar señala la problemática entorno al uso de carillas de porcelana. “Para llevar a cabo este tipo de tratamientos normalmente es necesario reducir el tamaño del diente a través del tallado del esmalte y eso implica perjudicar la anatomía original del diente y, por consecuencia, su funcionalidad” advierte. Otra de las intervenciones más demandadas es la cirugía ortognática, una operación quirúrgica que busca el equilibrio entre los huesos y tejidos blandos faciales. Originalmente este tipo de tratamientos se enfocaban a obtener mejoras funcionales pero, actualmente, “es muy común que se demanden cirugías ortognáticas con el único objetivo de obtener un equilibrio armónico del rostro y en muchas ocasiones sin que haya una necesidad real”.

Ante esta problemática el doctor Friedländer advierte de la importancia que adquiere la responsabilidad profesional de los odontólogos. “Si un médico no ve claro un tratamiento o intervención debe comunicarle los motivos al paciente y, en caso de que la persona insista, es recomendable invitarla a consultar otros profesionales para contrastar opiniones” señala.

La preocupación obsesiva por la apariencia física es una realidad muy presente entre los más jóvenes. Cumplir con los estándares de belleza lleva a muchas personas a recurrir a tratamientos estéticos y la odontología no es una excepción. El fundador de la clínica dental Friedländer asegura que “la generación Z y buena parte de los millennials están muy influenciados por las redes sociales y están dispuestos a gastar grandes cantidades de dinero en tratamientos estéticos innecesarios”. En este sentido, desde la clínica Friedländer señalan la responsabilidad profesional de los odontólogos ante este tipo de situaciones. “Los profesionales deben identificar cuando una intervención se enfoca únicamente a obtener una sonrisa más instagrameable y, además, deben advertir a los pacientes de lo perjudicial que puede ser para su salud y funcionalidad realizar un tratamiento con un único fin estético” afirma Itamar. En la misma línea, reconoce que “las personas vienen con una idea muy clara de lo que quieren y no están dispuestas a ceder, pero es nuestro deber como profesionales hacerles entender cuando no necesitan ninguna intervención”.