Lacoste celebra su 90 aniversario con una campaña cargada de emociones

Lacoste da el pistoletazo de salida a su 90 aniversario. 90 años del icónico Cocodrilo. 90 años definiendo la moda deportiva francesa. 90 años de movimiento nacido en la pista, que creció del deporte a la calle Pero no se trata de una retrospectiva más. El Cocodrilo celebra su cumpleaños con una energía única: viviendo el presente y celebrando a las personas que hoy mueven el latido de la marca en todo el mundo.

¿QUIÉN MUEVE EL COCODRILO?

Fundada por el Cocodrilo original, René Lacoste, los valores de la marca de elegancia francesa, movimiento, savoir-faire, creatividad y reinvención han transitado sin interrupción a lo largo de todas las décadas.

Amado primero por los deportistas, inspirado por la elegancia libre de la propia familia de deportistas profesionales de René y sus carismáticos amigos, el Cocodrilo se extendió por Francia, a través de los terrenos del tenis y el golf, más allá de la cancha y el campo, la línea y la frontera. Y con cada nuevo rincón del mundo que Lacoste tocaba, se producía una polinización cruzada cultural única, influyendo profundamente y siendo influido por la cultura de la calle, apareciendo en las pasarelas de moda, colaborando con músicos, artistas y creadores, abriéndose camino a través de la escena retro vintage e inscribiéndose en la cultura pop. El Cocodrilo es ahora un poderoso emblema identificativo para muchos, que representa una herencia viva y conectada que nunca deja de moverse.

UNA CAMPAÑA DE ENCUENTROS IMPOSIBLES

Con una inspiración cultural tan rica, Lacoste estaba preparada para crear una campaña del 90º aniversario significativa y cargada de emociones. Pero, ¿cómo iba la marca a destacar la singularidad de sus comunidades, tan estilísticamente diferentes como geográficamente distantes? Tomándose muy en serio su papel de conector intercultural, creando una campaña de "Encuentros imposibles", posibles gracias a la magia del estilo y el cine.

La campaña une parejas de sus ocho subculturas, cada una rodada en sus propios lugares y contextos significativos, para destacar tanto sus diferencias como sus inesperadas similitudes, encontrando una simetría única en sus lugares de encuentro favoritos, sorprendentes paralelismos en las paletas de colores de la ropa y un sorprendente contraste entre sus espíritus minimalistas/maximalistas. Gracias al poder de Lacoste, cada dúo entabla un diálogo de moda inesperadamente ingenioso, cuando parecen encontrarse y establecer contacto visual en un momento de mutua apreciación del estilo. Sus dos mundos, unidos por la pantalla dividida, se completan mutuamente. Un conjunto de inesperados espíritus afines se unen a través de Lacoste.