Todas las cosas buenas de la vida acaban en bar

Ambar presenta su campaña “Todo lo bueno acaba en BAR”. Un eje de comunicación que comenzaron a trabajar durante el confinamiento, subrayando la importancia de los bares como parte de nuestra vida y cultura, y que ahora da un giro positivista con una pieza audiovisual que busca celebrar las pequeñas cosas de la vida.

Para ello, junto a su nueva campaña que contará con soporte en televisión, exterior y digital, Ambar ha compartido los resultados de un estudio sobre el significado que tiene el bar en nuestro país. 

La pieza audiovisual central, obra de Pingüino Torreblanca, ha sido grabada en distintos establecimientos hosteleros, donde se celebran situaciones cotidianas demostrando que “todo lo bueno acaba en bar”.  Además de este nuevo spot para televisión, que también contará con exteriores y digital, esta campaña publicitaria está rodeada de acciones que generan tráfico hacia los bares, como promociones en las cadenas de gran consumo, en el propio canal de hostelería y redes sociales. Incluso los 800 trabajadores del grupo cervecero recibirán vales de consumo para reunirse con los suyos en bares y restaurantes.

Pero eso no es todo. Enmarcado en su nueva campaña, Ambar ha impulsado un estudio (entrevistado a 1000 hombres y mujeres mayores de edad de toda España) que pretende ahondar en cómo es y cómo ha cambiado la relación con los bares desde el inicio de la pandemia en nuestro país.

Junto al supermercado (86,6 %) y la farmacia (64,3 %), el bar es uno de los cuatro servicios más importantes para los españoles a la hora de vivir en una población (24,8 %), casi tanto como una oficina bancaria (27,3%). De hecho, es valorado por encima de la frutería, la comisaría de policía (12,4 %) el gimnasio, la peluquería o incluso la iglesia. 

Quizá por eso, más de la mitad de los españoles (55,8 %) eligen los bares como el servicio que más han echado de menos durante el confinamiento, por encima del cine (43,3 %) o el gimnasio (17,5 %). De hecho, más de la mitad (56,4 %) de los españoles cree que la vida sin bares sería más triste. Un dato que aumenta entre los menores de 35 años (64,4 %).