¿Qué pasará con los trabajadores afectados por los ERTE?

Los datos de afiliación y paro registrado publicados hoy por la Seguridad Social y el Ministerio de Trabajo permiten hacer un primer balance del comportamiento del mercado laboral en el muy difícil año 2020 que acaba de terminar. Y hay tres cuestiones claves en las que conviene poner el foco:

  • Empleo: el año 2020 ha acabado con 360.105 afiliados menos (un descenso del 1,9 %) que los que había cuando acabó el año 2019. Es una cifra que puede considerarse incluso relativamente baja dadas las excepcionales circunstancias que ha provocado, desde el mes de marzo, la pandemia de covid-19. Pero también supone romper la tendencia de creación de empleo que se venía registrando desde el año 2014.
  • Desempleo: el paro registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal ha pasado de casi 3,2 millones a finales de 2019 a 3,9 millones a finales de 2020. Son prácticamente 725.000 personas más (un incremento del 23 %) que hace un año.
  • ERTE: la cobertura pública, mediante expedientes temporales de regulación, es la clave que explica por qué no se ha destruido más empleo. Los 755.613 trabajadores que acabaron el año afectados por algún ERTE son la manifestación de la excepcionalidad de 2020 en el mercado laboral.

Con este panorama, la gran pregunta ahora es qué se puede esperar de 2021. Si se observan individualmente las citadas claves, en relación con el empleo resulta razonable la recuperación de 200.000 puestos de trabajo que prevén diferentes organismos, siempre y cuando la evolución de la situación sanitaria no obligue a nuevos parones drásticos. De hecho, si el plan de vacunación cumple los plazos anunciados, la hostelería y el turismo (dos de los sectores más afectados) alcanzarán un buen nivel de actividad en verano que impulsará con fuerza la creación de empleo estacional, aunque no el trabajo estable que el mercado laboral español precisa.

En cuanto a la segunda cuestión, el paro registrado, resulta relevante su diferencia con respecto a la afiliación: hay 725.000 desempleados más que hace un año y sólo 360.000 afiliados menos. Es decir: durante 2020 creció significativamente la población activa (personas que quieren trabajar). Que esto haya sucedido en un año tan difícil como el que acaba de terminar debe interpretarse en términos coyunturales —hay más miembros intentando encontrar un empleo en las familias que están pasando apuros económicos—, pero también estructurales —el progresivo retraso de la edad de jubilación que viene aplicándose desde 2013 conlleva necesariamente un incremento de la población activa—.

Pero la gran cuestión sobre el empleo en 2021 es qué pasará con los trabajadores afectados por los ERTE. Esta cobertura excepcional concluye, teóricamente, a finales de este mes de enero, aunque por las declaraciones de los responsables políticos parece posible que se prorroguen mientras siga habiendo limitaciones a la actividad económica.

Lo que no hay es un plan de retorno más allá de esa prohibición de que las empresas que se hayan acogido a estos ERTE puedan despedir a los trabajadores afectados. Los fondos europeos para la recuperación a raíz de la covid-19 —los 140.000 millones de euros que recibirá España del plan NextGenerationEU— deberían paliar las necesidades de autónomos y pymes.