Nestlé apoyó a la tripulación que llegó a la luna hace 50 años

A finales de la década de 1960, un laboratorio asociado a la agencia espacial estadounidense hizo una petición a Nestlé: producir alimentos compactos y sin migas con la esperanza de que la Compañía les pudiera ayudar.

La solicitud fue muy inusual, pero también lo era la propia situación. El hombre iba a poner un pie en la luna, algo impensable unas pocas décadas antes.Este año celebramos el 50 aniversario de la misión Apolo 11, una histórica expedición espacial que Nestlé apoyó con su experiencia en nutrición y elaboración de productos alimenticios.

Las migas son un elemento no definido en el espacio. No solo son una molestia, sino que por la ingravidez en la cápsula espacial también suponen un peligro: pueden meterse en los ojos de los astronautas o, peor aún, ir hacia los paneles eléctricos, donde podrían provocar un incendio.

El informe de la NASA fue muy específico: los cubitos de comida no se debían desmigar ni un poco. No solo no tenían que desprender migas, sino que también tenían que tener un cierto valor nutricional, contener una cantidad fija de grasa y, por supuesto, ser sabrosos.

Nestlé aceptó el desafío y lo superó. Los cubitos espaciales de Nestlé, hechos completamente de productos naturales concentrados, se presentaron en cuatro sabores: fresa, cacahuete, coco y chocolate y cumplieron con los estrictos criterios nutricionales definidos por la NASA. Y eran lo suficientemente pequeños como para comerlos de un solo bocado.

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