Los anunciantes de Twitter ponen pies en polvorosa

El pasado viernes el empresario sudafricano ordenó el despido de casi 3.700 empleados de Twitter, aproximadamente la mitad de las 7.500 personas que conformaban hasta hace solo unos días la plantilla de la red social. A la deserción (forzosa) de trabajadores de Twitter se está uniendo asimismo la fuga masiva de anunciantes ante el temor de que, con Elon Musk al frente, el "brand safety" se vaya potencialmente al garete en esta red social.

De acuerdo con las cifras barajadas por MediaRadar, el número de anunciantes de Twitter se incrementó entre abril y mayo de este año, en las semanas inmediatamente posteriores al anuncio de la compra de la red social por parte de Elon Musk. Sin embargo, desde entonces la cifra de anunciantes en Twitter ha sufrido un notable prolapso. El número total de marcas presentes en la red social se redujo de 3.900 en mayo a 2.300 en agosto y remontó a continuación ligeramente hasta 2.900 en septiembre.

Antes de julio Twitter atraía a más de 1.000 nuevos anunciantes al mes. Y esta cifra se hundió hasta alrededor de 200 marcas en julio y agosto antes de subir ligeramente a 600 en septiembre, cuando parecía bastante poco probable que Elon Musk cerrara el acuerdo para la compra de la red social del pájaro azul.

Del análisis de MediaRadar se infiere que los anunciantes parecieron anticiparse a la caótica transición en el liderazgo de Twitter con la entrada de escena de Musk y comenzaron a menguar su gasto en esta red social en la pasada primavera. No obstante, la caída en el número de anunciantes activos en Twitter ha coincidido asimismo con las turbulencias económicas a escala global, unas turbulencias que se han dejado notar especialmente en las redes sociales.

El propio Elon Musk ha reconocido en un tuit que Twitter ha sufrido efectivamente una abundante sangría en sus ingresos como consecuencia de «grupos activistas» que, según el hombre más rico del mundo, estarían presionando a los anunciantes para abandonar la red social aun cuando esta ha introducido aún ninguna modificación en lo relativo a la moderación de contenidos. El CEO de Tesla ha ido más allá y ha llegado amenazar incluso a los anunciantes que han dejado a Twitter en la estacada con "una guerra termonuclear".

General Mills, el fabricante de cereales como Cheerios y Lucky Charms, confirmaba asimismo el pasado jueves que pausaría su publicidad en la empresa actualmente liderada por Elon Musk.

También ha echado el freno a sus actividades publicitarias en Twitter la división estadounidense de Audi, cuya matriz Volkswagen ha recomendado a todas filiales que paralicen toda la publicidad pagada en la red social del pajarito hasta nuevo aviso.

The Wall Street Journal publicaba la semana pasada que también el gigante farmacéutico Pfizer y Mondelez, el fabricante de las galletas Oreo, habían suspendido su inversión publicitaria en Twitter.

El universo de las redes sociales no es en modo alguno ajeno a los boicots publicitarios. Los anunciantes ya dieron la espalda a Facebook en 2020 en protesta por la laxitud de la red social para poner coto al odio en sus dominios y también cortaron amarras con YouTube en 2017 por poner palos en las ruedas del "brand safety". Sin embargo, ni Facebook ni YouTube son plataformas lideradas por «absolutistas de la libertad de expresión», como se denomina a sí mismo Musk.

"La retirada de anunciantes de Twitter recuerda mucho a la que ya observamos en el pasado en YouTube", explica Todd Krizelman, CEO de MediaRadar: "Los anunciantes anunciaron entonces públicamente que pausarían su inversión debido a la controversia y regresaron cuando tuvieron confianza en que sus preocupaciones relativas al ‘brand safety’ habían sido adecuadamente resueltas. Resulta interesante observar cómo responde ahora Twitter", añade.