¿La influencia social es siempre justa con las marcas?

Debido al gran éxito que tuvo el I Foro Social Media celebrado el 20 de Abril 2017, La Publicidad ha reservado un espacio, llamado #40díasDeSocialMedia, donde los mejores profesionales de la materia muestran su punto de vista sobre las novedades del sector. Por ello, Miguel Villares, Responsable de Social Media de Grabarte360, nos acerca su punto de vista sobre la relación entre la influencia social y las marcas.  “Las redes sociales difunden felicidad, generosidad y amor. Siempre están ahí, ejerciendo una influencia sutil y al mismo tiempo determinante en nuestras elecciones, acciones, pensamientos y sentimientos. Y también en nuestros deseos. Además, esas conexiones no terminan en las personas que conocemos. Más allá de nuestros horizontes sociales, los amigos de los amigos de nuestros amigos pueden impulsar reacciones en cadena que acaben por alcanzarnos, como olas que, venidas de tierras ajenas, rompen en nuestras playas”. Esta cita extraída del libro “Conectados” de Nicholas A Christiakis y James H fowler es una perfecta introducción para el tema que nos disponemos a tratar en este artículo: la influencia de los social media. 3qh65qkh_400x400Como sabemos, las redes sociales actúan como espacios de comunidad que acercan distancias entre personas. Facebook, Twitter, Instragram fueron en un momento dado servicios que nuestros amigos estaban utilizando y que nosotros nos atrevimos a probar, conectándonos con personas que nos parecían relevantes e interesantes. Evolucionaron en plataformas repletas de gente interconectada que las marcas empezaron a ver como el lugar idóneo para ofrecer sus productos, servicios y establecer una comunicación directa con su público. Lugares donde sembrar y labrar una identidad de marca, más allá de los medios convencionales. Hace años, bastaba con influenciar desde la publicidad y las relaciones públicas. Las opiniones que las personas tenían de los productos y las marcas se acercaban a la visión que cada negocio quería proyectar. Pero el tiempo pasó, y de igual forma que los anunciantes tuvieron que empezar a buscar a los usuarios, las redes sociales comenzaron a dar voz y voto a quienes compartían espacios. Lo que tu padre piensa, lo que tu madre piensa y lo que tus amigos piensan dejó de pensarse, y empezó a florecer en posts de menos de 140 caracteres. Ahora muchas de esas opiniones parecen estar más concentradas y actúan en favor de lo que parece ser una meta clara: El beneficio común. Que la reputación de una marca o una persona se construya de la forma más justa para la red y para todos. Si los que hemos viajado a Roma sabemos que los taxistas de allí intentan cobrarte de más, inventando tasas y subiendo el precio de cada carrera, la democratización de las redes ayuda a que todos evaluemos a cada conductor de forma individual con comentarios y puntuaciones, creando una reputación social acorde al cuidado que estos tienen de su imagen. El sistema de los social media parece ser justo y funcionar, pero… ¿Qué ocurriría si esto no fuera del todo cierto? ¿Qué ocurriría si la gente entiende lo fácil que es crear una opinión en cadena? ¿Si es capaz de realizar cualquier práctica ilegal en redes para beneficiar sus intereses particulares? ¿Acaso mencionar la falta de escrúpulos de los taxistas romanos en un artículo no afecta directamente a la opinión que se tiene de ellos? La influencia social no siempre tiene por qué ser justa con la reputación de una persona o de una marca. Caso claro es la más que conocida camiseta a rayas de Zara. Un diseño ambientado en el lejano oeste, que por su parecido con los pijamas judíos del holocausto casi pone el status de Inditex por los suelos. Aceptémoslo. El parecido existe, la similitud de modelos es innegable. Pero se ve que la intención de la marca en ningún momento es la de dañar y ofender a nadie. ¿Debe caer su reputación por un una percepción social tan fuera de la objetividad? ¿O es que la opinión detonante salió de las manos de la competencia? El tiempo nos dirá si la influencia de las redes es justa y atiende a los intereses de la mayoría, o se convierte en un instrumento de boicot y control al estilo de la publicidad de antaño.