La creación de tribus en torno a la marca, uno de los próximos retos digitales para las marcas

El uso que los consumidores hacen de las redes sociales está en constante cambio. Desde hace tiempo, estas son un reflejo de la cultura y el contexto real en el que vivimos. Los consumidores y ciudadanos buscan en ellas grupos cada vez más segmentados, con los que sentirse plenamente identificados y donde se preserve la privacidad del usuario y la autenticidad, honestidad y positividad imperen en el tono de las interacciones.

Esta tendencia, que emana de un comportamiento social y cultural, está conformando un nuevo escenario digital donde las marcas podrán encontrar nuevas oportunidades de interacción y conexión con sus audiencias. Para profundizar en el análisis de estas tendencias digitales y su impacto en el comportamiento del usuario, así como en las oportunidades que estas generan para las empresas, Weber Shandwick ha elaborado el informe “Tendencias Digitales: Nuevos rumbos para navegar las redes sociales”.

El documento explica nueve características y comportamientos que el consumidor desarrolla en el entorno digital y que también busca en su interlocutor cuando interacciona con una marca u organización. Nueve aspectos que las empresas deben tener en cuenta a la hora de plantear una conversación digital con su público final para afianzar su imagen de marca y su relación con la audiencia. Así, entre los rumbos hacia los que está virando el mundo digital, destacan:

1. El fomento de la creación de comunidad. Como consecuencia del incremento de las discusiones sobre temas sociales o política y la negatividad que domina algunas conversaciones, algunos usuarios pasan cada vez menos tiempo en redes sociales. El comportamiento del consumidor está virando hacia la creación de grupos y comunidades más pequeños, en los que se sientan cómodos e integrados y donde puedan centrarse en una conversación más saludable. Esta tendencia de comportamiento se está acentuando aún más en el contexto actual de la pandemia del Covid-19 y los escenarios de confinamiento.

Esto supone la proliferación de aplicaciones como Facebook Groups o Threads, de Instagram. En este entorno en el que se apuesta por la privacidad y la seguridad, y donde se están desarrollando herramientas para gestionar adecuadamente estas nuevas necesidades del consumidor, las marcas deben adaptarse y construir una comunidad sobre la que impactar más allá del like.

2. La importancia de la instantaneidad. El consumidor busca conseguir información y de la forma más rápida posible (a veces a golpe de comando de voz), lo que incrementa la presión sobre las marcas para poder ofrecer el mejor contenido de la forma más rápida y eficiente. Conseguirlo se convierte en un valor añadido que mejora la percepción de la marca. A este respecto, las redes sociales continúan reforzándose como un canal prioritario de atención al cliente o una plataforma de compra directa y rápida.

3. Un propósito de marca real. No solo en contextos complicados y de incertidumbre como el actual, sino a nivel general, el bienestar y el mindfulness continúan siendo tendencias en crecimiento y los consumidores quieren que las marcas mejoren su vida. Por eso las marcas han de poner al cliente en el centro y demostrar con hechos, no solo con palabras, que aportan valor a los consumidores y a la sociedad.

4. Una influencia consistente. Desde el pasado año, los consumidores piden autenticidad a la industria, así como la supresión de los bots y el contenido falso. Este hecho en relación a las marcas se traduce en la demanda de un cambio de paradigma en el influencer marketing. Las marcas están buscando metodologías para alcanzar una integración real con los influencers y, así, llegar a unas audiencias que piden que ambas partes sean consecuentes con su comportamiento. Involucrar a los creadores en las primeras fases de creación de las campañas se vuelve necesario para aumentar el valor de la alianza.

5. Veracidad y transparencia. Con escándalos relacionados con casos de censura, falta de información o mal uso de datos personales, las plataformas sociales tienen mucho que mejorar para demostrar su fiabilidad y transparencia. En este contexto, las marcas deben trabajar la honestidad e incorporar el impacto social a su propósito de marca para ver aumentado su valor e imagen.

6. La autenticidad. El consumidor actual apuesta por la naturalidad y la ausencia de retoques. Las marcas pueden sumarse a esta tendencia usando contenido generado por los usuarios o seleccionando qué contenidos e influencers son aquellos en los que sus públicos muestran más interés y confianza.

7. La caída de los titanes sociales. Ante la existencia de nuevas plataformas dispuestas a desafiar a las existentes, es importante tener en cuenta que las marcas han de crear contenido estudiando profundamente el comportamiento de las audiencias y las redes en las que consumen la información.

8. La importancia de las métricas: La época del like como métrica ha quedado atrás. Los departamentos de marketing deben abandonar esta obsesión y determinar el éxito de una campaña a través de otras métricas más orientadas al impacto en el negocio. Para ello, la escucha en redes sociales se torna fundamental, y datos como el engagement o la conversión permitirán a las marcas medir la repercusión real de sus acciones sobre los objetivos planteados.

9. La guerra generacional. Las marcas deben ser conscientes de que no pueden tener un foco común para todas las audiencias y han de pensar, cada vez más, en una estrategia multicanal. Conocer profundamente los intereses de la audiencia es fundamental para posicionar la marca y llegar de una forma relevante a las nuevas generaciones.

En esencia, el usuario, cansado de moverse en un entorno digital hostil, sobresaturado y engañoso, está demandando a la industria un nuevo tablero de juego donde el gran reto para las marcas se encuentra en crear una comunidad real, mediante la creación de un contenido de valor para los usuarios, que sea honesto y auténtico, además de coherente con el propósito de marca.

Asimismo, dicho contenido tiene que estar disponible para el usuario de forma rápida, y ser debidamente dirigido a un segmento concreto de la audiencia, al público que verdaderamente sea susceptible de convertirse en fan de la marca. Por supuesto, debe ser distribuido a través de los canales y formatos que ese target consuma habitualmente, para acabar midiendo el éxito de la campaña con datos y métricas orientadas al negocio, en sustitución del like.