En el barrio de Justicia de Madrid, uno de los más trendy de la capital, se sitúa la primera tienda de Flamingo. Siguiendo su modelo de negocio Lean, que defiende la creación de productos de alta calidad a un precio responsable y democrático, encuentran un espacio en el que apenas hace falta intervención para transmitir la esencia de la marca.
Se podría decir que fue un auténtico flechazo. El local número 10 de Almirante y la firma conectaron desde el minuto uno, no solo por su gran escaparate o buena ubicación, sino también por su espacio, luz, entorno y encanto.
Flamingo es arte y diseño, por eso han querido trasladar ese concepto hasta tal punto que el artista Antonyo Marest ha plasmado la esencia de la marca en una de las paredes de la nueva tienda. Desde el inicio, han apostado por ofrecer una experiencia más allá de lucir unas gafas. Por ello necesitaban sentir lo mismo con su espacio, buscando conocer de primera mano a los clientes, sus gustos y opiniones. En definitiva, hacerles partícipes de su universo.
Gracias a él, pueden ofrecer un servicio completamente omnicanal al usuario. Desde recoger un pedido realizado a través de un Smartphone, devolver o cambiar un producto comprado en la tienda online o adquirir un par de gafas en el local y enviarlas a otra ciudad.
Además, como guinda del pastel, no solo podrán encontrarse todos los modelos y novedades de Flamingo, sino que habrá un espacio para marcas invitadas exclusivas y de artistas internacionales como Okuda, con los que comparten pasión y valores.
