El 77% de los profesionales de la comunicación creen que las empresas deben tomar un rol de responsabilidad

España se encuentra en pleno proceso de desescalada, un camino que nos llevará a lo que ya se conoce como “nueva normalidad” pero que todavía no sabemos con certeza en qué consistirá. Lo que sí sabemos es que la crisis del coronavirus ha traído consecuencias irreversibles para todos y plantea un nuevo orden social y económico. Por tanto, las empresas deben adaptarse a esta nueva realidad, tanto a nivel operativo como social y reputacional.

Un año más, Ipsos publica su informe Global Reputation Council que reúne a 150 profesionales de la gestión de la Reputación y Comunicación Corporativa de 19 países, donde comparten su experiencia en la gestión de la confianza de sus grupos de interés más relevantes, y este año se plantea tras la llegada del Covid-19.

Lo primero que reconocen los expertos de este panel, aunque resulte ya obvio, es que esta crisis ha impactado directamente en su función (84%), incluso un 59% reconoce que este impacto ha sido muy importante. Ante esta situación, todos los miembros del Reputation Council afirman que tendrán en cuenta las consecuencias del coronavirus en la planificación de sus comunicaciones. De hecho, un 58% lo considera un elemento clave en comunicación a medio plazo, mientras que un 38% cree que será un tema a largo plazo.

De forma casi generalizada (75%), los expertos consultados creen que la comunidad empresarial está liderando la lucha contra el virus, aunque casi un 18% no está de acuerdo con esto. En este contexto, la creación de confianza en los diferentes públicos de interés de las compañías se vuelve clave para la sostenibilidad económica del modelo de negocio.

El propósito social como base de la estrategia corporativa

Cuestiones como la cohesión social y el medio ambiente ocuparán cada vez un mayor protagonismo en las agendas corporativas. El llamado valor compartido será el nuevo imperativo económico y el propósito social, la guía que inspire la estrategia corporativa. De hecho, el 80% de los miembros del consejo piensan que esta tendencia no será reversible.

El propósito social va más allá de la popular responsabilidad social corporativa, mientras que ésta es fundamentalmente filantrópica, el propósito social o valor compartido requiere que los aspectos ambientales y sociales se conviertan en unas funciones más de un negocio.

Para algunos miembros del Reputation Council, el motor de este cambio tiene su origen en la generación Millennial, que supondrá el 75% de la población trabajadora en 2025, lo que hará que se conviertan en un potente músculo como ciudadanos, consumidores y empleados.

Pasar del dicho al hecho 

Los expertos consultados admiten que todavía existe una brecha entre el dicho y el hecho basado en la tensión entre las prioridades del corto y largo plazo.  De hecho, en muchas compañías, todavía se ven de forma diferente los objetivos financieros y los sostenibles.

Mientras, el Harvard Business Review enumera los beneficios de la creación de un propósito social: supone una ventaja competitiva para conseguir el engagement de los públicos objetivos, mejora la gestión de riesgos, fomenta la innovación, mejora el rendimiento financiero y ayuda a construir confianza en el consumidor. Y por otro lado, hay muchas advertencias sobre las amenazas que puede suponer a largo plazo no adaptarse a esta tendencia. 

Qué se espera de las empresas

El 77% de los profesionales consultados ven claro que las empresas deben tomar un rol social y de responsabilidad, pero también remarcan que ellos deben ser solo una parte de la solución, en colaboración con los gobiernos y otros agentes sociales.