Aunque la publicidad exterior de bebidas alcohólicas no ha dejado nunca de estar presente en la capital de España, quizás en estos días navideños su percepción se hace más llamativa. Es difícil pasear por algunas de las zonas más céntricas de Madrid, pero también por algunas de las nuevas avenidas, o por los barrios de siempre sin encontrar anuncios de alcohol en fachadas o vallas.

Barra libre para la publicidad de alcohol en las calles de Madrid

Aunque la publicidad exterior de bebidas alcohólicas no ha dejado nunca de estar presente en la capital de España, quizás en estos días navideños su percepción se hace más llamativa. Es difícil pasear por algunas de las zonas más céntricas de Madrid, pero también por algunas de las nuevas avenidas, o por los barrios de siempre sin encontrar anuncios de alcohol en fachadas o vallas.

Incluso algunos soportes innovadores, como las pantallas ubicadas en determinados edificios emblemáticos, despliegan todo su potencial de notoriedad anunciando este tipo de bebidas.

A pesar de su aparente normalidad, todos esos anuncios son en realidad publicidad ilícita, que incumple la normativa legal tanto comunitaria como  estatal.

Ya en  el año 2002, la Ley sobre Drogodependencias de la Comunidad de Madrid  prohibió la venta, el consumo y la publicidad de bebidas alcohólicas en la vía pública, a pesar de lo cual los anuncios de esas bebidas han seguido prodigándose durante una década sin cortapisas apreciables. La Asociación de Usuarios de la Comunicación ha presentado en estos años –infructuosamente- más de un centenar de reclamaciones ante la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, autoridad administrativa encargada de hacer cumplir la ley, contra ese tipo de comunicación comercial.

Hace un año, en noviembre de 2011, el Gobierno autonómico modificó la norma para flexibilizar su aplicación y permitir la publicidad exterior en el caso de bebidas fermentadas de baja graduación. Curiosamente, lo que el transeúnte suele encontrarse en estos días en las calles de Madrid no son los anuncios ahora ya permitidos (de vinos, de cerveza, de sidra), sino aquéllos que continúan siendo ilegales, especialmente de ron y de ginebra.

Por lo que respecta a la legislación de ámbito estatal, la Ley General de Publicidad no permite desde el año 1988 la publicidad de bebidas alcohólicas “en aquellos lugares en los que está prohibida su venta o consumo”. Como ocurre, por ejemplo en las calles de Madrid, salvo en el caso de las terrazas y de algunas fechas señaladas. Parece que el Gobierno de España, siguiendo la estela de la Administración madrileña, se ha planteado también algún tipo de liberalización para la publicidad de vino y cerveza, pero de nuevo ello no afectaría a la ilegalidad de las bebidas destiladas, que siguen impunemente desarrollando su comunicación comercial en la calle.

La Asociación de Usuarios de la Comunicación ha acudido también a los tribunales contra este despropósito, obteniendo varias sentencias favorables tanto en audiencia provincial como en el Tribunal Supremo contra estas prácticas ilegales, sin que tampoco la evidencia judicial haya  servido para acabar con ellas y sin que exista ninguna explicación mínimamente convincente para su permanencia.

La industria trata de argumentar que esa publicidad exterior no es, en puridad, publicidad en la vía pública, ya que se encuentra ubicada en fachadas o solares que tienen la condición de dominio privado. Pretenden ignorar así que una cosa es el mensaje comercial y otra distinta es el soporte en el que se ubica. El proceso comunicativo, la difusión del mensaje, se produce cuando dicho mensaje es percibido por los que pasan por la calle y ven el cartel o la pantalla, de modo que es en ese espacio público en el que la actividad publicitaria adquiere su sentido. Esa realidad explica, por ejemplo, que la legislación sobre tabaco permita la publicidad en los estancos, pero orientada hacia el interior del establecimiento.

En un país en el que el consumo de alcohol por parte de los jóvenes se ha convertido en un problema de salud pública de enorme importancia, cualquier medida orientada a liberalizar la legislación publicitaria en el campo de las bebidas alcohólica supone contraer una enorme responsabilidad. Pero es aún más preocupante el  incumplimiento flagrante y continuado de la normativa existente.