Amodio la Navidad, otros estereotipos y cuentos

Llega un nuevo punto de vista del Salomón, seudónimo bajo el cual profesionales del sector vierten libremente sus opiniones sobre diferentes campañas. ¡No te la pierdas! Siempre espero ansioso las campañas de Navidad porque me trasladan a mi infancia cuando solo veía televisión y cuando los spots eran mi catálogo de juguetes. Recuerdo que me ilusionaba viéndolas porque auguraban vacaciones, familia, regalos... La cosa no ha cambiado tanto. Sigo expectante a lo que la televisión tiene para mi. Loterías, Campofrío, El Corte Inglés, Coca-Cola y cómo no, Freixenet, son algunas de las marcas que se han erigido como abanderadas de la Navidad. Han apostado por mensajes con tono emocional y con historias que nos de- finen a España y a los españoles, quizás con ciertos estereotipos, porque reírnos de nosotros mismos es algo que nos encanta. Encontramos también historias de regresos, de reconciliaciones y de ausencia de relaciones personales en un presente “más conectado” que nunca. Este año no hay ni rastro de Papá Noel, ni de paisajes nevados, ni de las burbujas doradas del champán; este año la apuesta es otra y, como dice la nueva campaña de Campofrío “la Amodio” a partes iguales. Aunque esto sale en Enero, y estas fechas parece que quedaron muy lejos, cuando escribimos esto estábamos inmersos en plenas fiestas viendo al hilo todos los spots que nos va dejando la Navidad con sus diferentes intenciones. Empiezo, precisamente, por la de Campofrío, a la que hago referencia al principio de esta tribuna. Creo que la fórmula de Campofrío se está empezando agotar, a pesar de que esta campaña en concreto está consiguiendo grandes índices de notoriedad. Detrás de una buena idea y de una selección de cameos "tipical spanish" (al más puro estilo Torrente, como dice un amigo mío) hay un guión con buena intención que parece resuelto a medias. Insisto en que no me parece para nada una mala idea recurrir a los estereotipos pues, como decía, es muy nuestro también reírnos de nosotros mismos. Sin embargo, no veo mucho el hilo entre personajes,y los mensajes son poco claros. Parece que el spot ha sido resuelto sobre la marcha, incluido (y sobre todo) el homenaje a Chiquito. Y es que, a veces, cuando se espera tanto de una marca, tras habernos dejado spots verdaderamente brillantes (véase el de Gila), y cuando el listón se dejó tan alto, un resultado así, que a algunos les encantará y a otros no tanto, deja un sabor agridulce. De “Amodio” precisamente, un palabro que estoy seguro será pronto parte del acervo, no solo publicitario, si no de nuestra sociedad.
Y hablando de España, han sido muchos los anunciantes que han destacado la unión de los Españoles, algo que cobra aún más sentido en tiempos difíciles, donde los que pretendieron la separación han conseguido que estemos más unidos que nunca. Entre ellos Coca-Cola ha escogido este año adaptar un spot de Sudamérica a nuestro país, con imágenes muy nuestras que nos venían al pelo. Una adaptación muy lograda que da pie a que se consiga la intención de a campaña, acercar a las personas en fiestas.

"Han sido muchos los anunciantes que han destacado la unión de los Españoles, algo que cobra aún más sentido en tiempos difíciles"

Ente tanto, las marcas de perfumes nos han seguido deleitando con spots ridículos y sumamente frívolos. En algunos parece que los protagonistas se han bebido el contenido de los envases de las fragancias que anuncian. En otros salen actrices macizas caminando sobre las aguas; también los hay de jóvenes descerebraos en fiestas súper pijas; y los hay incluso de duros piratas que acaban cavando fosas en las cunetas...., eso sí todos ellos muy bien fotografiados. Ni pizca de innovación, salvo en un caso, el spot de la fragancia de Kenzo. Sí, el de la chica que hace un baile extraño mientras recorre los pasillos de lo que parece ser un palacete. Ese spot, dirigido por el famoso director Spike Jonze, me ha devuelto la esperanza por que las marcas de perfumes ofrezcan algo diferente y original. Pues, ya que todas rozan el sinsentido, al menos que ese sinsentido tenga ritmo y una muy buena interpretación. Hace tiempo que lleva la campaña en el aire y gracias a su originalidad, frescura y creatividad se ha convertido en un referente, a ver si es verdad. Lo que está claro que me devuelve con creces ese recuerdo de la Navidad de mi infancia, son los cuentos. Si ya Loterías nos dejó uno bonito, y Disney y Telefónica han integrado a su niño protagonista entre la animación de sus cuentos, el de Audi es aún mejor. La marca de automoción repite este año con su campaña responsable por la igualdad de géneros, pero lo hace sutilmente con un tradicional cuento de princesas y hadas madrinas donde, de manera magistral, cambian el cuento. Y lo hacen con animación, dejando una película de dibujos bien cuidada que atrapa desde el principio hasta el fin. Porque, al igual que hizo Campofrío, Audi parece haber encontrado su fórmula de éxito pero, en este caso, me parece que la posterior supera la anterior. Reconozco que los cuentos son uno de mis puntos débiles. Lo digo muchas veces, nos gusta que nos cuenten historias y no que nos vendan cosas y qué mejores fechas que estas (ya pasadas) navideñas para removernos nuestro niño interior.